La iglesia de Santa Lucía de La Sierra se construyó en el siglo XVI, aunque ha sido rehabilitada en distintas ocasiones posteriormente.

Arquitectónicamente se compone por una cabecera poligonal comunicada a través de un arco de medio punto con la nave. Dicha nave, se divide a su vez en tres tramos por dos arcos diafragma de medio punto. En la jamba izquierda del primer arco, se lee ‘AÑ 1663 / JHS / MAR’.

La cubierta es una armadura de madera que se encuentra en su mayoría reconstruida. De la original conserva el arrocabe, los pares y el almizate de lacería con estrellas de 8 puntas y crucetas.

Además, la iglesia tiene una torre en el sur y una sacristía adosada en el norte. Está construida de sillarejo y mampostería con refuerzo de sillares.

La puerta de ingreso se abre entre los contrafuertes de Mediodía. A la derecha se ubica una ventana en cuyo dintel se puede leer ‘AÑO D 1755’.

Por su parte, la torre-campanario en origen era simplemente una espadaña exenta de la iglesia que posteriormente se hizo torre y se unió al cuerpo de la iglesia.

En cuanto a escultura, destaca el retablo mayor, un retablo dorado con relieves vegetales y rocallas de un solo cuerpo dividido en 5 calles. La estructura es de planta quebrada para adaptarse a la planta poligonal de la cabecera. Es probable que este retablo haya sido reutilizado y provenga de otro lugar. Esto se evidencia en las calles más externas, que están separadas del resto.

Tiene seis hornacinas en cada una de las cuales se aloja una imagen. La titular es Sta. Lucía. La actual es una imagen moderna. Junto a ella, hay un S. Juan Bautista (s. XVII), un S. Miguel de pie sobre el demonio (s. XVIII). En los extremos, hay dos santos franciscanos, que deben proceder de un convento desamortizado. EL de la izquierda es S. Pascual Bailón (s. XVIII); y el de la derecha, es S. Benito de Palermo, inconfundible por su color de piel, aunque carece de atributos (s. XVII).

A ambos lados del arco triunfal, hay dos retablos de la misma época, aunque bastante distintos. Uno está policromado en tonos azules imitando mármoles cuya imagen principal es una piedad. El otro retablo está dorado y su hornacina principal está rodeada por nubes y querubines.

En ésta se aloja una talla policromada de S. Antonio. En la parte alta hay un tondo en el que aparece representado S. Domingo.

Por último, destacar la pila de agua bendita con decoración de gallones (s. XVI) y la pila bautismal, de fuente cóncava sobre pie cilíndrico y base moldurada (s. XVI-XVII).


1“Estelas funerarias medievales en la comarca de El Barco de Ávila”, Jesús Antonio González Calle, Ángel Luis Mayoral Castillo y María Luisa Savirón Cuartango.